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Narrativa

La narración:
Cuando contamos una anécdota o leemos la historia de algún invento o de algún personaje famoso, cuando en un libro de Historia se relata una batalla o una expedición, cuando en el diaria se cuenta el transcurso de un partido de fútbol, en todos los casos se trata de narraciones.
Por medio de una narración se cuenta una sucesión de acciones que transcurren en un tiempo y un lugar y que son realizadas por personas.
El narrador puede contar lo que vivió o hechos que presenció o le contaron otros.
Entre las narraciones, hay algunas que son ficticias, es decir, que narran hechos que no ocurrieron en la realidad, sino que son una invención.  Entre estas narraciones ficticias se encuentran las que son tradicionales (fábulas, leyendas, mitos) y las literarias, como el cuento y la novela.

El cuento:
El cuento, tal como se lo conoce en la actualidad, surgió a principios del siglo XIX.  Los escritores comenzaron a escribir relatos breves, que podían ser leídos de un tirón.  Por su extensión, además, el cuento se centra generalmente en la narración de una sola historia protagonizada por un personaje que se relaciona con otros a lo largo de la acción.
Casi siempre las acciones transcurren en pocos lugares y en períodos de tiempo limitados.  Para cumplir con su característica fundamental, la brevedad, es preciso que se cumplan estas condiciones, de lo contrario, dejaría de ser un cuento.

La ficción:
Se denomina “ficción” aquello que es inventado o imaginado por un escritor.  La ficción no es ni verdadera ni falsa, es decir, no tiene valores de verdad, ya que no pertenece a la realidad, sino  al mundo de la imaginación.
En literatura, se dice que los cuentos y las novelas son ficciones porque narran historias creadas por los escritores.
Existen ficciones que cuentan sucesos parecidos a los de la vida real (relato realista) y ficciones donde aparecen elementos increíbles que nunca podrían tener cabida en el mundo en que vivimos (ciencia ficción).

El autor y el narrador:
Como se trata de una narración de ficción, en el cuento hay que diferenciar al autor (la persona real que inventa la historia y la escribe, el escritor) del narrador (la figura construida por el autor para contar la historia).

Tipos de narrador:


Primera persona (yo)
Se llama “narrador protagonista” y es cuando el personaje es protagonista de lo que cuenta.
Ej: Cuando llegué a mi casa, abrí la heladera y vi que no había nada.  Pensé que tendría que ir al supermercado con urgencia, pero no tenía ganas.

Tercera persona (él, ella, ellos, ellas) = Testigo
El narrador testigo cuenta lo que hacen los personajes pero sólo se refiere a sus acciones, nunca relata sus pensamientos o sentimientos y gustos.
Ej: Cuando llegó a su casa, abrió la heladera y vio que no había nada, entonces se sentó a la mesa.
Tercer persona = Omnisciente
El narrador omnisciente es como un Dios que todo lo ve y todo lo sabe.  Este tipo de narrador relatará tanto las acciones de los personajes como los gustos, pensamientos y sentimientos de éstos.
Ej: Cuando llegó a su casa, triste, abrió la heladera y, como vio que no había nada, pensó rápidamente que tendría que ir al supermercado.  A él nunca le gustó ir al supermercado.

Dados los siguientes fragmentos, reconocer el tipo de narrador que aparece en ellos y marcar el fragmento que te permitió darte cuenta:

“Entrar en aquel silencio que era la ciudad a las ocho de una brumosa noche de noviembre,
 pisar la acera de cemento y las grietas alquitranadas, y caminar, con las manos en el bolsillo, a través de los silencios, nada le gustaba más al señor Leonard Mead (…).
Si cerraba los ojos y se quedaba muy quieto, inmóvil, podía imaginarse en el centro de una llanura, un desierto de Arizona, invernal y sin viento, sin ninguna casa en kilómetros a la redonda, sin otra compañía que los cauces secos de los ríos, las calles (…)

Bradbury, Ray, fragmentos de El peatón en Cuentos de ciencia ficción, Bs.As., Estrada, 2005


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Es terrible darse cuenta de que uno tiene algo cuando lo está perdiendo.  Eso es lo que me pasó a mí con mi hermano.
Mi hermano hubiese cumplido ayer 31 años, pero murió hace 5.  Se había ido de casa a los 18, yo tenía 5 años.  Mi familia nunca le perdonó ninguna de las dos cosas, ni que se haya ido, ni que se haya muerto (…).
Santa Ana, Antonio; Los ojos del perro siberiano, Bogotá, Norma, 1998.

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(…) Estaba sentado a la sombra de un árbol, junto a la casucha, y secaba el sudor que le corría por la cara y por el pecho con una toalla.  Un chico gateaba entre sus piernas y el viejo le hablaba (…) Tenía los ojos nublados cuando miró la casucha de maderas y latas, la puerta entreabierta y el hueco de oscuridad adentro.  El chico se abrazó a una de las piernas del viejo, pronunció un sonido y sonrió, tironeándole los pantalones, dejándose caer otra vez al suelo (…).
Martín, Juan; fragmento de “La pura verdad” en: La brigada celeste, Buenos Aires, Editorial Bruguera, 1983.


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